The following proposal is aimed at employment creation in the light of the alarming indices of labour market exclusion from which different parts of the world suffer.
Versión en castellano más abajo
Original version in Spanish below
Obviously the proposal has been formulated within a theoretical framework that requires action from governments and others involved: enterprises, trade unions, and intermediary bodies in general. We say that nowadays, the largest part of the world lives in the capitalist system and because of its nature, this system has generated notable inequalities that should be corrected, knowing the problems that its instability brings along.
Our proposal is that national and regional governments encourage enterprises to incorporate the unemployed into their workforces, as an act of social responsibility, and empower them by decreasing the tax burden that they have to face and provide soft loans for their productive activities.
We also suggest strengthening regional economies and providing economic resources to those workers’ organizations that dedicate themselves to the production of manufactures, thereby creating a circuit of active commercialization to maintain it over time.
Technological advances have expelled many workers from the labour market and this has led, in part, to the crisis that we face today. Without ignoring their various applications and importance, it is no less true that “the machines” were designed to help mankind and not to impoverish him. Therefore, we propose that states, governments and enterprises reconsider their roles and that the application of modern methods includes workers and expands their ties to modernity, increasing work and positions that are necessary to maintain these jobs/tasks.
If the productive model is to promote business competitiveness and productivity growth, it has to value the knowledge, qualification, efforts and performance of employees more and therefore establish a flexible system for the accreditation and recognition of professional competencies. This will help reduce wage rigidity and the existence of a dual labour market that is unrelated to professional merits and qualification.
The social differences and inequalities that set the social order outside of work (gender, origin, etc.) also have to shape employment regulations and social protection, and a greater sensibility from trade unions and employers towards issues of sustainability and social inclusion.
This change in model towards social inclusion and the era of the economic and financial crisis requires little institutional change. More public or private resources are not necessary. Even though public intervention can have a decisive promoting role – to date, public brokering of placements has been 10% of total – the success stories show that the initiative of committed entrepreneurs has been decisive in making these initiatives come to fruition.
In this context, when we refer to the labour market as a mechanism of social inclusion, the initiatives that influence the labour market have to give it greater flexibility but under fairer conditions. That is, it is about searching for a market that is more flexible but at the same time more stable and sustainable. Stability in employment has to be increased while at the same time improving the effectiveness of the market in the distribution of work, adjusting unemployment traps, adapting the supply of and demand for labour. Those people who are (at risk of) being socially excluded should also have access to jobs. And here, even though it is still difficult to recognize, the role of insertion enterprises and of inclusive businesses is destined to become more and more relevant.
Even though insertion enterprises are emerging as mechanisms of social action aimed at actively resolving labour market mismatches, with the support of social integration measures its coordination with social welfare and work maintenance policies can set the initiatives that reduce the risk of poverty among different parts of the population. Transferred to the field of public policy, this entails a cross sectional view that requires administrations with different skills in the search for goals with common elements of intersection.
For their part, inclusive businesses, successfully developed in other geographical contexts of low and middle income countries, can converge with those insertion enterprises according to Corporate Social Responsibility principles, with very different organizational and productivity schemes.
And ultimately, an economy cannot be sustainable if we continue to increase social exclusion at the same rate as we do now to enhance wealth.
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Original Spanish version of this expert opinion:
El mercado de trabajo como mecanismo de inclusión social
Las siguientes propuestas están orientadas a la creación de empleo atento a los índices alarmantes de exclusión laboral que padecen las diferentes regiones del mundo.
Obviamente las propuestas están planteadas en un marco teórico que necesita de la acción de los Gobiernos y las entidades involucradas: empresas, asociaciones gremiales, entidades intermedias en general. Decimos que hoy la mayor parte del mundo vive dentro del Sistema Capitalista y por su naturaleza éste ha generado desigualdades notables que deben ser corregidas a sabiendas de los problemas que su irresolución trae aparejada.
En sucinto resumen planteamos fomentar desde los Gobiernos –nacionales y regionales- a las Empresas que con responsabilidad social, convoquen a los desocupados para incorporarlos a sus plantillas de trabajadores, capacitándolos, mediante una disminución de las cargas impositivas que deben afrontar y disponer de créditos blandos a las actividades productivas que se encaren dentro de las mismas.
También planteamos fortalecer las economías regionales y disponer de recursos económicos para aquellas organizaciones de trabajadores que se dediquen a la producción de productos manufacturados creando un circuito de comercialización activo para su sostenimiento en el tiempo.
Los avances tecnológicos han expulsado del mercado laboral a muchos trabajadores y ello ha llevado, en parte, a la crisis que hoy afrontamos. Sin desconocer las variadas aplicaciones de las mismas y su importancia , no es menos cierto que “las máquinas” fueron concebidas para ayudar al Hombre y no para empobrecerlo. Por lo tanto proponemos que los Estados, Gobiernos y Empresas recapaciten sobre el rol de las mismas y que la aplicación de los métodos modernos incluyan a los trabajadores y amplíen sus vínculos con la modernidad aumentando el trabajo y los puestos necesarios para mantener esas labores.
Si el modelo productivo ha de fomentar la competitividad empresarial y el incremento de la productividad, ha de valorar más los conocimientos, la cualificación, el esfuerzo y el desempeño de los trabajadores y por tanto, establecer un sistema flexible de acreditación y reconocimiento de las competencias profesionales. Ello contribuiría a reducir la rigidez salarial y la existencia de un mercado de trabajo dual ajeno a los méritos y la cualificación profesional.
Las diferencias y desigualdades sociales que configuran el orden social extralaboral (género, origen, etc.) han de conformar también la regulación del empleo y de la protección social, y una mayor sensibilización por parte de sindicatos y patronal hacia las cuestiones de sostenibilidad e inclusión social.
Este cambio de modelo hacia la inclusión social, y época de crisis económica y financiera, necesita pocos cambios institucionales. No se necesitan más recursos públicos ni privados. Si bien la intervención pública puede tener un papel promotor decisivo –hasta ahora la intermediación pública de las colocaciones ha sido el 10% del total-, los casos de éxito muestran que ha sido la iniciativa de empresarios comprometidos la determinante para que estas iniciativas lleguen a buen puerto.
En este contexto, cuando nos referimos al mercado de trabajo como mecanismo de inclusión social, las iniciativas que incidan en el mercado de trabajo han de dotarle de mayor flexibilidad pero también en condiciones más justas. Es decir se trata de buscar un mercado más flexible pero al mismo tiempo más estable y sostenible. Hay que aumentar la estabilidad en el empleo pero mejorando la eficacia del mercado en la distribución del trabajo, ajustando las bolsas de desempleo, adecuando la oferta y la demanda del trabajo, y que los que se encuentran en riesgo o situación de exclusión social accedan también a un empleo. Y aquí, aunque todavía nos cueste reconocerlo, el papel de las empresas de inserción y de los negocios inclusivos está llamado a cobrar cada vez mayor relevancia.
Si bien las empresas de inserción surgen como mecanismos de acción social, encaminadas a resolver de manera activa los desajustes del mercado de trabajo, su coordinación con políticas sociales asistenciales y las orientadas al mantenimiento del empleo junto con el acompañamiento de medidas de integración social pueden configurar un conjunto de iniciativas que reduzcan el riesgo de pobreza de distintos sectores de población. Trasladado al ámbito de las políticas públicas, conlleva una visión transversal que implique a Administraciones con competencias diferentes en la búsqueda de objetivos con elementos de intersección comunes.
Por su parte, los negocios inclusivos, desarrollados con éxito en otros contextos geográficos de países de rentas bajas y medias, pueden confluir con aquéllas desde estrategias de Responsabilidad Social Empresarial, con esquemas organizativos y productivos bien distintos.
Y es que, en definitiva, una economía no puede ser sostenible si para aumentar la riqueza seguimos aumentando en la misma proporción la exclusión social.